Los teléfonos móviles se han introducido en nuestras vidas a
un paso tan acelerado que podemos afirmar, como ya vaticinan las Google Glass,
que en poco tiempo se convertirán en una extensión de nuestro propio cuerpo.
Para muchos es preferible olvidarse la cartera en casa que el móvil, mientras
que la odisea de quedarse sin batería es tal que ya existen todo tipo de
recursos tecnológicos para evitar dicha fatalidad. Hoy en día, el modo de uso
común que la mayoría de usuarios hacen de estos dispositivos está muy cerca de
lo que se entiende como nomofobia. El término que define la adicción al
teléfono
móvil y que se acuñó mucho antes de la generalización e incluso de la invención de los smartphones.
móvil y que se acuñó mucho antes de la generalización e incluso de la invención de los smartphones.
Las últimas encuestas sobre la utilización del móvil concluían que un tercio no lo abandona ni para ir al baño, que el
20% lo deja sobre la mesa mientras come y que hasta el 36% lee los mensajes
recibidos mientras está en el cine o el teatro. Una dependencia que, además de
manifestar malos modales en público, puede acabar derivando en diferentes tipos
de trastornos, fobias y problemas de salud
.
Cada día consultamos nuestros móviles una media de 150
veces, según un estudio llevado a cabo por Nokia, lo que a la larga acarreará
una serie de repercusiones en la llamada generación phubber. Algunas de ellas
ya se están dejando sentir, como advierte el psicólogo británico Phil Reed
especializado en adicciones tecnológicas. Entre los trastornos más comunes, el
psicólogo cita en sus últimas investigaciones los siguientes seis.
1. Síndrome de la vibración fantasma
Meter la mano en el bolsillo o en el bolso tras percibir una
ligera vibración y comprobar que no hay ningún mensaje, ni correos o menciones
en las redes sociales. Se trata de un síndrome neurológico que, de persistir,
indica una fuerte adicción al móvil, ya que se puede tener dicha sensación
incluso cuando sabemos que el dispositivo está apagado o no lo llevamos con
nosotros.
2. Cibermareo
Es un efecto secundario derivado del uso de algunas
aplicaciones 3D. La falta de sincronización entre el movimiento de los ojos y
las señales percibidas, que el cerebro interpreta como movimiento real, puede
causar náuseas, fatiga visual y mareos.
3. iPostura
Sentarse encorvado es una postura muy común para muchos
usuarios de dispositivos portátiles que puede provocar una presión adicional a
la columna vertebral y, a su vez, causar dolores de cuello o de hombros. Según
una encuesta realizada en Reino Unido citada por Reed, un 84% de los jóvenes de
entre 18 y 24 años dice sufrir dolores debido a que pasan mucho tiempo frente a
sus computadoras.
4. Síndrome del ojo seco
La continua concentración en la pantalla de un smartphone o
de una tableta reduce en un tercio el número de parpadeos, causando cambios en
la producción de lágrimas y, en consecuencia, provocando daños permanentes en
los ojos.
5. Dolor dactilar
El uso frecuente de la panta táctil pueden causar dolor y
calambres en los dedos, muñeca o antebrazo, lo que puede acarrear a largo plazo
la inflamación de los tendones. Al menos un 43% de los usuarios de teléfonos inteligentes
afirma experimentar este tipo de dolores.
El traumatólogo Antonio Galván, de los hospitales Quirón de
Tenerife, explicaba en una reciente entrevista que la utilización de los
teléfonos móviles para mantener conversaciones prolongadas causa lesiones en la
mano, especialmente en el primer dedo, al ser el que más se utiliza en estos
aparatos. "Al comienzo son ocasionales y coinciden con la utilización del
teléfono, pero posteriormente se pueden hacer crónicos y causar dolor en
momentos en los que no los estamos utilizando", señalaba el traumatólogo.
6. Ansiedad por nomofobia
Se trata del acrónimo en inglés de no-mobile-phone-phobia y
describe el estrés o la ansiedad incontenible que genera en el usuario el hecho
de quedarse sin cobertura, que se descargue la batería o se olvide el
dispositivo en algún lugar. Los síntomas típicos de esta fobia son la
incapacidad para apagar el teléfono o para estar sin él comiendo o mientras se
va al baño (como le ocurre a un quinto y a un tercio de los españoles,
respectivamente).
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